Dante specchio umano by María Zambrano

Dante specchio umano by María Zambrano

autor:María Zambrano [Zambrano, María]
La lengua: ita
Format: epub
editor: Castelvecchi
publicado: 2021-01-14T22:00:00+00:00


En el Infierno de Dante. El dintel Santa Lucía

El centro y la salida

«Bajaré con mi luz a alumbrar tus cárceles tristes y oscuras», dice Celestina al Príncipe de las tinieblas revelando con esas palabras, según hemos señalado, su condición de autor que a su vez ilumina su extraña condición de personaje ya novelesco. Pues que la ambigüedad del género novelesco se crea por salirse su protagonista, él al menos, de su ser de criatura para inventarse a si mismo en ansia da ser autor.

Dante, autor, poeta en grado máximo, aparece transitando ya desde la Vita Nuova en forma enteramente pasiva; sólo en la Divina Commedia se sale de esa su pasividad, que no es la da un personaje ciertamente, para juzgar. Mas en esto también sin personificarse o quizás si, si por persona se entiende el lugar donde la palabra resuena y que asume la responsabilidad, el portavoz de juicios objetivos. Él, Dante, es alguien a quien todo eso ha sucedido y se diría que no quisiera dar ninguna palabra como suya propia, aunque por ajustarlas tan firmemente haya tenido que penar y estudiar. Y ni siquiera parece o se muestra cumpliendo el voto formulado al final de la Vita Nuova de alabar a Beatrice como ninguna otra mujer haya sido alabada para lo que se prepara y «studia». Y no es que se retire tan misteriosamente como Cervantes hasta el punto de resultar inasible, circulando entre sus criaturas igualmente sin destacar ninguna, sin destacarse en ninguna. Es otro el suceso.

Dante habla de sí, señala sus afecciones, expresa lo que siente, habla en primera persona, mas no como poeta sino como criatura, como poética criatura a quien todo le llega, receptáculo frágil de una grandiosa revelación, tímido viajero llevado y aun sorprendido por el suceso, por el irresistible mandato de proseguir un tal camino; lo opuesto de un caballero de la quête del Santo Grial de los que tan sabedor era. Él no ha buscado – tal como se nos presenta – ha sido encontrado en medio de la oscura selva amenazadora, perdido pues en medio del camino. Y así se nos presenta en una cierta analogía – en esto – con aquel que dijo «Que, andando enamorada me hice perdidiza, y fui ganada». Se hizo perdidiza el alma esposa de San Juan de la Cruz en medio del camino estrecho de la subida al Monte paso a paso en una búsqueda metódica – un método el suyo de rigor intelectual, más implacable que ninguno de los propiamente filosóficos.

Dante [le] había seguido para llegar a escribir las laudes de Beatrice – mas ¿quién era Beatrice, quién es? Cervantes guardando más el secreto no nos dice que fuese Dulcinea el motor de su escritura y le deja de ella la entera [2] res[ponsabilidad] a Don Quijote, de la excelsitud de su ser y de su propia existencia. No hay sorpresa, Alonso Quijano sale al camino en busca, en quête más toda[vía] que de ver a Dulcinea, de merecerla, de ser el Caballero Don Quijote de la Mancha.



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